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viernes, 30 de marzo de 2007

Día del Joven Combatiente


Parece que fuese un cuento de nunca acabar.

Amanece en Santiago, enciendo la radioreloj para escuchar noticias y todas se referían a las distintas manifestaciones que comenzaban. Eran recién las 8 de la mañana.

Salgo como de costumbre a tomar el "bus" troncal hacia mi casa de estudios y no pasaba ninguna micro. EN 20 MINUTOS NO PASÓ UNA SOLA MICRO -el cuento del transantiago es harina de otro costal y, por lo demás, no me afecta en demasía. Decidí caminar y en eso aparece una, del recorrido 509 que pasaba por la av 5 de Abril, en el sector de la famosísima Villa Francia, lugar desde donde surgió la idea de establecer el 29 de marzo como "EL DÍA DEL JOVEN COMBATIENTE"; de más está decir que esto ocurrió hace ya 21 años. Ningún desmán, ningún indicio de una "supuesta" movilización ni toma, menos de un cacerolazo.

Entré a clases -la cual duró menos de la mitad de lo habitual- a las 10 de la mañana y a las 11 ya estábamos saliendo. Como tenía que ocupar el tiempo en algo, ya que la siguiente clase era a las 15.15, decidí irme caminando al dentista desde Av. España hasta Ahumada: en todo el trayecto sólo presencié uno que otro carabinero, todos a pie. Entro alrdedor del mediodía y en el televisor transimitían las noticias de la jornada: desmanes en Plaza Italia, en el Parque Forestal y en la Alameda, desde Av. Portugal hasta Mac-Iver. ¡Cagazo! Porque las noticias sólo mostraban a niños de no más de 20 años, jóvenes que el año en que ocurrió el asesinato aún no habían nacido. ¡Y quedó la cagá! Bastó un par de horas para que quedara la cagá misma.

Salgo del dentista (Ahumada #11) y, para sorpresa mía, no pasaba niguna sola micro en dirección hacia el poniente. ¿Qué iba a hacer? A ponerle patitas nomás, así que caminé hasta San Martín y tomé una que "no me servía", pero que en el fondo sí: llegaría hasta la Estación Central y haría transbordo a una máquina que me llevase a destino. Punto. Pasamos la avenida Brasil y en Cumming los niñitos, al parecer del Liceo de Aplicación, dejando la cagá y cortando el tránsito: cinco minutos bastaron para que llegara el Guanaco y los dispersara (mientras corrían los cinco minutos aproveché de cambiarme de micro).

De ahí en adelante, todos saben cuál es la historia. Mas no me cabe en la cabeza cómo es que un día, que se supone es de "conmemoración" por la muerte de los hermanos Vergara Toledo pasó a ser un paseo al centro a ver niñitos jugando con piedras, palos y cuanta cosa pillen en su camino. Y después se quejan de que no hay paraderos, señalética, micros decentes y educación y salud dignas de un pueblo que está creciendo.

Porque el Chile de hoy lo construimos nosotros. Porque no somos los mismos chilenos que peleaban por hueás políticas hace más de 17 años. No.

Bendiciones para todos.