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domingo, 8 de abril de 2007

Más Tranquilo...

Increíblemente, ya han pasado varios días desde que conversé "por última vez" con ella. En aquella ocasión me despedí, no sé si para siempre, deseándole lo mejor y pidiéndole que cambiara algunas de sus cosas, como por ejemplo el hecho de que sea tan dejada: ¿cómo es posible que espere a que sucedan las cosas y no haga nada por solucionarlas, por conseguir su objetivo? Quizá es un claro punto a favor de nuestro quiebre, el que tarde o temprano ocurriría.

Ya es "Domingo de Resurrección". Hoy llegan los famosos huevitos de chocolate que no sé si comeré por mis molestias dentales. En fín, han pasado 5 días en los que he recordado tantas cosas graciosas, tantas cosas "ehthúpidas" -como dice ella- de las que sólo me puedo reír por lo tonta que fueron. También la he recordado, pero como algo que ya pasó, como un tormenta que estuvo lloviéndome encima y que hoy ya no está, porque hoy salió el sol.

Si dijera cosas como "he madurado" o "he crecido", estaría mintiendo. Sólo he cambiado una que otra cosa; sólo sigo mi vida procurando no volver a caerme en las mismas cosas; sólo trato de vivir mi vida con la holgura que me permiten quienes están alrededor mío.

Acá en Chillán la gente tiene una vida mucho menos agitada que en Santiago, onda que prácticamente podrías estar sentado una hora en algún escaño de alguna plaza, obvservando a la misma gente deambular. Acá el tiempo dura tanto como debe durar: en Santiago muchas veces me faltó el tiempo y en otras pocas se me pasaba taaaaan lento que sentía que sufría una eternidad. ¿Será que acá estoy con mi gente y que por eso me siento así? Cue'e sher. Si a eso le sumamos la nostalgia que significa recordar lo que es estar por acá, mucho más grato me siento.

Contento, Señor... Contento. Preferiría decir "Tranquilo estoy, Señor... Muy tranquilo". Pero no puedo. Me cansé de mentir y de fingir estar bien. Quiero ser tal como soy, tratando de mejorar en lo que creo me caigo. Y sigo con sus recuerdos. No he podido dejar de rememorar tantas vivencias que, incluso, me hacen soñar despierto. Soñar con volver a tenerla entre mis brazos y poder acariciarla y besarla, también peinarla. PERO TODO ACABÓ: para bien o para mal, todo acabó.

Espero que el tiempo cure mis heridas, aunque sé que es dueña de parte de mi corazón, un corazón que aún no deja de latir y que se agita cada vez que la recuerdo.


Jocelyn... cuando deje de respirar, cuando mi corazón deje de latir y mi cuerpo inerte esté, ese día recién dejaré de amarte, porque es el amor el que hace que siga en pie.